jueves, 12 de abril de 2012

Dedica tiempo a tu salud



La salud hoy por hoy ya no se considera simplemente como la ausencia de enfermedad, sino que se entiende que una persona está sana cuando goza de un estado de bienestar general y es consciente de ello.
La Organización Mundial de la Salud define la Educación para la Salud como “el proceso educativo dirigido a dotar a las personas y a la comunidad de la capacidad de aumentar su control sobre los factores que tienen influencia sobre su salud”. Se busca que las personas sepan, pero también que quieran y que puedan comportarse de forma saludable, mediante el desarrollo de todas sus capacidades y a través de la reflexión, la creatividad, la motivación, el espíritu crítico, la autoestima y la autonomía. En educación para la salud, como en cualquier tema de educación en valores, juega un papel fundamental la familia. Muchos de los hábitos y costumbres que se adquieren de la familia acompañan a las personas a lo largo de toda la vida. Para ello, los padres y las madres deben tener en cuenta la necesidad de inculcar en sus hijos e hijas los valores necesarios para que desarrollen estilos de vida saludables y autonomía personal.
Inculcar hábitos a edades tempranas
Muchos de los hábitos saludables comienzan siendo como un juego de imitación de las conductas de las personas mayores, con el interés que tiene para los niños y las niñas el hacer las cosas por sí mismos: aprender a vestirse, a lavarse los dientes, a comer sin ayuda, a hacer la cama, a recoger las cosas… Potenciar el elemento lúdico del aprendizaje facilita la adquisición de los hábitos: utilizar una pasta de dientes de sabores que sea diferente a la de los adultos o un cepillo infantil, colocar un pequeño banco que les permita llegar al lavabo por sí mismos, no preocuparse porque se manchen cuando aprenden a comer, presentar las comidas de forma original para que resulten atractivas, dejarles que nos ayuden a cocinar o a decidir qué vamos a comer… Para conseguir incorporar esos hábitos saludables a las rutinas diarias hay que ser constantes e insistir sin desfallecer para que el proceso educativo madure y dé sus frutos.
¡DEDICA TIEMPO A TU SALUD Y A LA DE LOS MÁS PEQUEÑOS!

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